La sandía me empezó a gustar
el día que me quitó la sed.
Y lo mismo me pasó contigo.
La diferencia
es que de ti siempre estoy sedienta
y que cada vez que te pruebo
me sabes mejor.
Si me lees,
que sepas que no te quiero a ratos,
no te quiero a partes,
y no te quiero mío.
Te quiero diario,
de sur a norte,
de derecha a izquierda,
conmigo,
pero tuyo.