Sábado, 28 de marzo de 2020
Hola, cariño:
Disculpa mi ausencia, la necesitaba. Estoy bien, no hay nada de qué preocuparse.
Tengo algunas novedades que contarte, pero empezaré por la más importante: Ha nacido Emma, la hija de mis amigxs Itziar y Carlos. El padre nos envió la foto ayer, un día después de su nacimiento. Le he pedido una foto de su mano. Ya sabes, tengo debilidad por ellas. Sus deditos pequeñitos y arrugados me han recordado los de todas las personas mayores que se aferran a la vida en los hospitales y en sus casas, quizás con la misma inocencia y la misma fuerza que ella a la mano de su padre.
Mi amiga Petra, que tiene más de 80 años y está confinada con su amiga Loli en una residencia del centro de Alicante, me dijo en estos días: “la vida es un mérito”. Qué razón tiene. Y, también, qué suerte.
Como sé que te gusta que te comparta mis escritos, mira este, que he hecho pensando en Emma:
Espero que te guste.
Entre otras novedades, te cuento que las niñas están grandes y gordas. Papá aún no tiene muy claro si estamos preparadxs para darles la vida que merecen, no sólo cuando estamos en casa, sino cuando salimos de viaje. Yo pienso que sí, pero somos un equipo.
Mientras pasa todo, aprovecho y coloco mi mano en sus vientres —peludos y calientes— y disfruto del movimiento del aire, cuando entra y cuando sale. Hacerlo me hace pensar que meditar es —quién lo diría— sencillo.
Extraño a papá y mamá de una forma animal. Pero qué vamos a hacer… el amor es así, cariño, animal, salvaje.
Te quiero.
Mañana más.