Nostalgio aquella época. Sí, nostalgio, porque la añoranza es tan grande que se ha apropiado de mí. Somos una, nos tenemos.
Por aquel entonces mis ocupaciones eran volver al bosque, contar escarabajos, encontrar mariposas-grillos-hadas-elfos, intentar abrazar las gallinas, susurrarle historias al viento, subirme al columpio, contar hasta treinta y correr en la oscuridad.
Ay, la oscuridad. Qué diferente es cuando una crece. Al contrario de lo que se espera, parece que se hace más grande, como la sombra. La adultez sigue pareciéndome un misterio, qué cosa.
Por aquel entonces, decía, yo me ocupaba en vivir. Ahora ni busco hadas, ni cuento escarabajos, ni le susurro historias al viento, ni abrazo gallinas, ni me subo al columpio. Ahora soy mayor y me pre-ocupa el trabajo, el dinero, el éxito, la ética, el sufrimiento, la desigualdad, el futuro.
Qué insensatez. Qué abstracción. Qué manera más absurda de crecer, de existir.
Nostalgio aquella época.
Pues volvamos a ser niños…
No dejemos de serlo nunca 🙂 ¡Gracias por leerme!
Es un gusto, la niñez va por dentro y en nosotros se expresa en poesía.
Ahora vivimos para cambiar el mundo-nuestro, el que encontramos y dejaremos al futuro de la humanidad. Para hacer de este el mejor lugar del universo.
Así es. Es nuestro deber 🙂