He de reconocer
que a veces me invade
una necesidad insoportable
de volver a casa.
Pero entonces me pregunto:
¿cuál es mi casa?
y esta angustia sombría
se vuelve aún más inquietante.
¿Será mi casa el país en el que vivo?, ¿la ciudad donde nací?, ¿el lugar que aún me espera?
¿Será, acaso, aquello que tuvimos?, ¿esto que nos queda?, ¿tú?, ¿yo?.
O quizás la cuestión es mucho más sencilla
y sólo deba darme cuenta
que mi casa no es ese país, esa ciudad, ese lugar, aquello que tuvimos, esto que nos queda, ni tú, ni yo…
sino
esta
Tierra
que
habitamos.