Hay días en los que le pierdo la pista al olvido
y las cicatrices de mis recuerdos
se vuelven mapas de ciudades nuevas;
Días en los que siento las plantas de los pies
tan infinitas y limpias
como el cielo mediterráneo
en un día sin nubes;
Días en los que los silencios
me suben del pecho a la boca
y puedo volverlos grito liberador;
Días en los que las ausencias concurridas se van de viaje
y los miedos se pasan al último vagón, rezagados;
Y días en los que me siento dulce, abrazada, liviana y capaz.
Hay días,
días de esos,
días…
hoy.