Estuve en el lugar donde más te recuerdo. Todavía tengo los dedos arrugados y me sabe la piel a sal (¿O será la vida la que me sabe a sal y el corazón lo que sigue arrugado?).
No sé si es porque cuando veo el mar siento que estás al otro lado, o porque te imagino ahí dentro, disfrutando como pez en el agua.
No sé. Sólo sé que te echo de menos y que no sé mirar el mar sin sentirme frágil, mirar el cielo sin sentirme chica, mirar un pájaro sin sentirme torpe o mirar un árbol sin sentir que, sin querer, me tambaleo.
Te seguiré leyendo siempre,sobrina hermosa!!!!!!
Hermosaaaaaa tú. ¡Gracias mil!