Si desde ya sabés que te vas a ir, ¡andáte de una vez!
No sé qué necesidad tenés de ver cómo me tomo el café frío o cómo me duermo sobre la cama sin hacer…
Andáte y dejáme (des)ahogarme en el mar. Quizás me escueza la piel por un tiempo, pero te aseguro que después (y no mucho después) me sentiré tan liviana que podré volver a volar.
Conmigo.
Sin ti.
Más alto.