Hoy, en la Cala de Cabo Huertas (Alicante), un joven de aproximadamente 25 años se masturbó delante de mi prima y yo, mientras tomábamos el sol en bikini. No encontré una mejor manera de desahogar esta impotencia y esta rabia que escribiendo esta carta, aún sabiendo que él -con seguridad y para mi pesar- no la leerá.
Cuando te sentaste a tres metros detrás de nosotras, desnudo, mi prima me preguntó con recelo: “¿Por qué no se hace en otra parte que no sea detrás de nosotras?, ¿no tiene una playa enorme?”. Yo, genuinamente, le respondí: “No sé, supongo que porque ahí hay sombra. ¿Y qué más da?, verá sólo dos culitos”.
Nunca me imaginé que a las dos horas -cuando nos giráramos para irnos, después de habernos vestido y recogido las toallas- te iba a ver sentado, con las piernas abiertas de par en par, masturbándote y mirándonos fijamente.
No sé si te diste cuenta que tuve que mirarte dos veces porque no podía creer lo que estaba viendo. Si sí, eres doblemente descarado. Y asqueroso.
Me pregunto si hubieras sido capaz de masturbarte si hubiéramos estado con un hombre o si incluso te hubieras sentado justo ahí…. Seguramente no. ¡Y no sabes cuánto me irrita pensarlo!
Ojalá hubiera sido capaz de decirte lo que se me pasó por la mente en vez de haber salido corriendo asqueada y furiosa por donde había llegado. Han pasado cuatro horas y sigo indignada. Me acuerdo de tu mirada lasciva y perdida y siento asco. Que te toques mirándome no es un halago, es una maldita agresión, ¡JODER!
¿Por qué –maldita sea- sexualizas nuestros cuerpos?, ¿por qué no controlas tu(s) cabeza(s) al menos cuando sales de tu casa?, ¿por qué no respetas?, ¿no podías bajarte el calentón en privado?, ¿tenías que hacerlo en una playa nudista y delante de mí?, ¿por qué no te (lo) refrescaste en el agüita, que bien fría estaba hoy?, ¿por qué eres tan cobarde?, ¿no sabes ni siquiera lo que significa Cultura Ciudadana?, ¿por qué al menos no paraste cuando te miré?
Te juro que no soy de la clase de gente que ofende y juzga a cuanto ser se le cruza en el camino. Al contrario, soy de ese tipo de gente que defiende a todo el mundo. Pero hoy, permíteme que te diga lo siguiente: (de hecho, omite el “permíteme”. ¿Acaso nos pediste permiso para tocarte mientras nos mirabas tomar el sol en bikini?):
ERES UN MALDITO ACOSADOR, UN CERDO, UN ASQUEROSO.
Ojalá no lo hubieras hecho,
ojalá no te hubiera visto,
ojalá no hubiera salido corriendo,
y ojalá hubiera sido capaz de confrontarte…
Ojalá no sintiera este asco,
ojalá no me sintiera culpable por ello,
ojalá aprendiéramos a respetar(nos)
y ojalá me leyeras.
Ojalá,
de verdad,
no estuviera escribiendo esto,
ojalá,
porque no sabes cuánto jode.
(¡Joder!)
(NADIE TIENE POR QUÉ MASTURBARSE DELANTE DE MÍ SI YO NO QUIERO)