Le veo pasar, otra vez, por los callejones que yo visito. También lleva una mochila y el pelo libre.
Me pregunto si se ha percatado del pájaro que nos espía,
si le cede el paso a las hormigas mientras camina,
si le gusta la poesía,
si ha llorado en la última semana,
si me ha visto
y si es feliz.
Podría salir de dudas acercándome y rompiendo el silencio -que también espía-, lo sé. Pero ¿para qué?… si esta extraña y absurda complicidad se perdería. Y ¿para qué?… si dejaría de ser la mujer que veo pasar por los callejones que yo visito. Y así es que me gusta.
me encanta leerte…! No siempre lo digo, pero siempre lo hago, te sigue en tu rodada y aveces -como hoy- sin muting! Abrazo grande desde el sur!
Qué alegría tan inmensaaaaaaa. Un abrazo ENOOOOOORMEEEEEE