Aunque sea un ratico

 

Sonó el silbato, se cerraron las puertas y el tren se llevó lejos los únicos besos que sabían…

–  «¡Qué estación tan fría!, ¡qué silencio tan amargo! y ¡qué otoño tan jodido!», pensó.

Caminó de vuelta a casa pisando las hojas, esquivando miradas y tragando saliva.  Se maldijo por haber sido tan loca, por haberle amado tanto, por haberlo dado todo.  Pero ¿y qué otra cosa podía haber hecho?

Al entrar, la recibió el recuerdo de los únicos besos que sabían. Abrió las ventanas deseando que salieran todos disparados y lo único que pudo ver fueron las hojas de los árboles caer.

Sonrió al recodar la primavera y sintió que tal vez sí valía la pena amar aunque fuera un ratico… Al fin y al cabo el amor es lo único capaz de volver cada instante una eternidad y de hacer de los otoños interiores, eternas primaveras.

4 respuestas a «Aunque sea un ratico»

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