Con el cielo dentro

Te-me-nos fuiste hace ya cuatro años. Pero hoy, con una paz tan feliz que hasta me estremece, puedo decirte que recordarte es sentir que tengo el cielo dentro y que, por suerte, entre tú y yo, no hay distancia sólo infinitud. (Te quiero, Leo. Feliz eternidad)

Te (no) siento

Han pasado ya doscientos días y aún no puedo decir(me) que te (no) siento como a las moscas sobre la ropa. Pero has de saber, amor de ayer, que me han vuelto a salir flores del ombligo y que no fueron necesarios ni tu boca, ni tus besos

Volver a casa

He de reconocer que a veces me invade una necesidad insoportable de volver a casa. Pero entonces me pregunto: ¿cuál es mi casa? y esta angustia sombría se vuelve aún más inquietante. ¿Será mi casa el país en el que vivo?, ¿la ciudad donde nací?, ¿el lugar que aún me espera? ¿Será, acaso, aquello que …