Confesiones de un romántico

Para»J», que no sé por qué me pidió mantener oculta su identidad… como si en estos tiempos no hicieran falta estas palabras, este tipo de hombres

«En una mujer todo es belleza. El conjunto de partes que componen el cuerpo deben ser como un pentagrama que aglutina notas en pos de ser armonía. Pelo, labios, boca, nariz, ojos, cejas, cuello… los pies, las manos, las piernas. ¡Menuda melodía!.

Nunca olvidaré una de mis musas recogiéndose el pelo, viendo yo su cuello de espaldas. Fue una de las escenas más bonitas y sensuales que he visto jamás. Soñé hasta con ello, con besos incluidos -claro-, por soñar…

He tenido dos inspiraciones perfectas. El resto… retales del recuerdo, ansias de reencuentro con su disfrute. Hace mucho que no tengo una experiencia así, me siento como el poeta que escribe bajo el árbol sobre su platónica y lejana amada, tan perfecta, tan imposible de alcanzar. Para colmo, algunas de mis historias fueron naipes sobre el cielo, con formas de castillos de cuento.

Pudo ser ella, pudiste ser tú, o mi vecina. Yo no elegí, pero la esencia fue genial fueran quienes fueran ellas… Sois lo más bello de la tierra»

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