¡Te amo campeón!

Pienso en ti cuando me levanto de noche y no veo una luz en el piso de abajo, cuando cojo el bus para ir a la Universidad y te imagino en un tren haciendo lo mismo, cuando me hablan de ingeniería, cuando miro el corcho de mi pieza, cuando apareces en la pantalla del iPod, cuando veo un hombre pedaleando una bicicleta con un morral en su espalda, cuando abro la billetera y sonríes en la foto, cuando quiero abrazarte y no puedo, cuando quiero trotar y no tengo con quién, cuando me preguntan por un hombre ideal, cuando quiero oír un chiste, cuando te leo en Twitter, cuando me levanto con ganas de despertarte, cuando miro la parte de atrás de la puerta de mi pieza, cuando camino por Eafit, cuando me acuesto sin que me hayas dicho adiós, cuando recuerdo la falta que me hace molestarte, cuando quiero tocar una oreja (la tuya es mi preferida), cuando me gustaría cansarte hasta escuchar un «te amo» salir de tu boca, cuando me preguntan si alguien de mi familia sufre de asma, cuando me preguntan con quién vivo, cuando alguien habla de videojuegos, cuando voy a misa, cuando visito las abuelas, cuando veo a tus ex-compañeros de salón, cuando pienso en bebidas hidratantes después del ejercicio, cuando me hablan de España, de Barcelona, de fútbol y de tenis, cuando quisiera un consejo de un hombre, cuando la gente habla de sus hermanos, cuando un avión pasa y deja huellas blancas en el cielo azul… Siempre te pienso.

No puedo transportarme para darte un abrazo; ni hacerme pasar por ti para que te vayas de fiesta mientras me quedo en esa cama; ni llamarte ya para cantarte con todo el amor del mundo una canción de cumpleaños… Lo que sí puedo hacer es seguirte pensando, seguirte extrañando y seguirte amando desde la distancia porque -como alguien dijo una vez- ella no nos separa, sólo nos hace invisibles.

Sé fuerte, confía, sé feliz, ten paciencia. Todo va a estar bien, es más que obvio.

¡Te amo campeón!