La atraviesa el río Dniéper de norte a sur, es una de las más antiguas e importantes ciudades de Europa del este, tiene un encanto fascinante, más de 15 siglos de tradición y es una de las sedes de la Eurocopa 2012. Por esas razones –entre muchas otras- Kiev, la capital de Ucrania, es un destino turístico preciso –y, además, precioso- para visitar este verano.
Las cúpulas de oro en las que terminan las edificaciones majestuosas y deslumbrantes que están en la ciudad le asombrarán desde el primer momento. Independientemente de si las ve desde abajo o desde miradores, algunas de las obras de arquitectura -que son de hecho Patrimonio de la Humanidad- lo dejarán con ganas de entrar en ellas y luego, así, en la historia que esconden.
La Catedral de Santa Sofía es una de estas obras paradigmáticas, quizás la más importante. Construida en 1037 en honor a la victoria del príncipe eslavo Yaroslav el sabio sobre el militante Pechenegs, esta catedral, de arquitectura bizantina y 19 cúpulas, es digna de admirar. El Monasterio de las Cuevas de Kiev –o Pechersk larva-, el primer templo ortodoxo, fundado en 1051, es otro de los monumentos que -declarado también Patrimonio de la Humanidad- usted deberá conocer. No sólo quedará maravillado con los edificios que alberga el núcleo histórico del complejo -como iglesias, monasterios y museos-, sino con sus alrededores boscosos a la orilla occidental del Dniéper. Muy cerca de allí se encuentra la Estatua de la Madre Patria de más de 100 metros de altura. No deje pasar la oportunidad de conocerla y sentir la majestuosidad de otro de los íconos turísticos de la ciudad.
El Monasterio de Vydubychi, fundado entre 1070 y 1077 por el hijo de Yaroslav el sabio, Vsevolod, es un monumento histórico que al igual que los anteriores lo dejará atónito con su arquitectura blanca y verde que culmina en cúpula de oro que se aprecian desde lejos por encima de los árboles que la rodean. Sin lugar a dudas, un edificio más que vale la pena admirar de cerca es la Casa Gorodetsky, una edificación de estilo Art Nouveau construido entre 1901 y 102 por el arquitecto Vladislav Gorodetsky, conocido como el “Gaudí de Kiev”. No se pierda esa oportunidad. Indispensable también es conocer el Palacio Mariyinsky, un pintoresco palacio barroco a las orillas del río Dnieper que es ahora la residencia oficial ceremonial del Presidente de la ciudad.
Otra obra arquitectónica que no debe faltar en su recorrido es la Puerta de Oro, una histórica entrada a las murallas de Kiev, construida por Yaroslav el sabio con el propósito de demostrar que su país era tan importante como el Imperio Bizantino. Tan importante como esta puerta es la Plaza de la independencia, la más importante de la ciudad. Este lugar es el más popular para los conciertos y los festivales, y siempre está llena de gente congregada tomando cerveza o paseándose por allí. No deje de pasear por allí una tarde para sentir cómo a pesar del frío de la ciudad, el ambiente es bastante acogedor.
La calle Khreschatyk atraviesa la Plaza de la Independencia y es, por decirlo así, la arteria principal de la ciudad. Camine por ella y tómese su tiempo en las tiendas de ropa y los restaurantes que hay allí mientras disfruta de un buen ambiente con artistas callejeros.
Si desea ver museos, el Museo Nacional de Historia de Ukraine, el Museo de Bellas Artes Ucranianas y el Museo de Arte Oeste y Oriental son buenas opciones. Allí podrá conocer a fondo esa cultura que pudo imaginar recorriendo las calles con las majestuosas edificaciones.
No puede irse de Kiev sin disfrutar de sus playas de arena blanca a orillas del río Dnieper. Bañarse en agua dulce estando rodeado de naturaleza y de una arquitectura que habla por sí sola de muchos años de historia no es algo que pueda vivir en cualquier lugar del mundo.
Kiev no es evidentemente el destino turístico más popular. Sin embargo, esta ciudad vieja y joven a la vez, con alma antigua y vanguardista, lo dejará fascinado con esa historia, esa arquitectura, esas cúpulas de oro que se alzan al cielo y contrastan con su color azul característico de verano o blanco de invierno, y ese ambiente de sus calles que sólo podrá sentir allí. Y qué mejor momento para que dejarse fascinar que este verano cuando la ciudad también se viste de esa alegría que está mágicamente supeditada a un balón de fútbol.