De 454 mencionadas sólo 28 fueron finalistas y únicamente siete se consideran hoy como las provisionales nuevas maravillas naturales del mundo. En el concurso -organizado por la fundación New7Wonders- participaron miles de personas de todo el mundo votando a través de llamadas, Internet y mensajes de texto. Los siete lugares que son ahora otro emblema más para la humanidad fueron publicados el pasado 11 de Noviembre.
En América del Sur se encuentran dos de ellos. El primero, las Cataratas del Iguazú, están ubicadas en la Provincia de Misiones, en el Parque Nacional Iguazú, Argentina, y en el Parque Nacional do Iguaçu del estado de Paraná, Brasil. Formadas por 275 saltos de hasta 80 metros de altura, estas despampanantes e imponentes cascadas pueden observarse desde el lado de Brasil y “vivirse” desde el territorio argentino, donde se pueden realizar paseos en lancha y caminatas por los senderos. Desde Argentina, donde se ubica el 80% de esta maravilla natural, se puede apreciar La garganta del Diablo –el salto que posee el mayor caudal de esta inmensa cortina de agua- desde solo 50 metros.
El segundo, la Selva Amazónica, se extiende por ocho países: Bolivia, Colombia, Ecuador, Guyana, Surinam, Guyana Francesa, Venezuela, Perú y Brasil, donde se encuentra la mayor parte de este bosque tropical que cuenta con más de seis millones de kilómetros cuadrados y una incalculable biodiversidad de fauna y flora que –siendo el de mayor nivel sobre el planeta-aún no se ha clasificado. En este pulmón verde habitan grandes mamíferos como el jaguar y el puma, famosos reptiles como la anaconda, aves como el guacamayo y el tucán, y hermosos animales acuáticos como el delfín rosado.
Ahora, al otro lado del mundo, en el continente africano, se encuentra otra de las nuevas siete maravillas. En el Parque Nacional Montaña de la Mesa, en Sudáfrica, se encuentra la Montaña de la Mesa, una meseta de aproximadamente 3 kilómetros de largo que forma un espléndido telón de fondo para la Ciudad del Cabo y que ha resistido la erosión durante seis millones de años. En la montaña -enmarcada por la Cabeza del León al oeste y el Pico del Diablo al este- se pueden encontrar 2.000 especies de plantas de las cuales muchas son florales y diferentes animales como puercoespines, mangostas, serpientes y un mamífero parecido a un conejo de Indias llamado dassie o Damán de El Cabo. A la montaña –que se encuentra a 1086 metros sobre el nivel del mar- se puede acceder a pie o mediante un cable carril, y desde allí se puede observar el magnífico paisaje de la ciudad, la península y la costa.
Un poco más allá, en el continente asiático, se encuentran las cuatro maravillas naturales restantes. Una de ellas está en Vietman: la Bahía de Ha-long, una tranquila y hermosa ensenada de cuatro mil kilómetros cuadrados salpicados por más de 1.900 islotes de roca caliza irregular que parecen emerger desde las profanidades del agua color esmeralda del Golfo de Tonkin. Estas extrañas e increíbles formaciones rocosas y las cuevas llenas de estalactitas y estalagmitas permiten adentrarse en un mundo encantado donde todo parece perfecto, sobre todo cuando se recorren las aguas cristalinas en un tradicional sampán chino. Según una leyenda el Emperador de Jade ordenó a un dragón celestial y su prole a que detuviera una invasión. Estos escupieron trozos de jade que hundieron los navíos enemigos y que luego se convirtieron en las islas. Otra leyenda cuenta que cuando el dragón se lanzó al mar, agitó la cola y golpeó la tierra ocasionando profundos valles y grietas.
En el mismo continente, en Corea del Sur se encuentra la Isla Jeju. Formada hace cientos de millones de años como consecuencia de erupciones volcánicas, este fenómeno natural tiene un área de 1.846 kilómetros cuadrados y en ella se ubica la montaña más alta de Corea del Sur –que es además un volcán dormido-: el Halla-san. La isla tiene un gran valor científico gracias a sus tubos de lava donde actualmente fluyó magma y que actualmente son cavernas vacías.
En Filipinas, por su parte, 50 kilómetros al norte de la ciudad de Puerto Princesa, en la isla de Palawan, está el Río Subterráneo de Puerto Princesa de 8.2 kilómetros que desemboca al Mar de China Meridional. Esta sublime torrente de agua atraviesa una cueva con grandes formaciones de estalactitas y varias cámaras de gran tamaño que le dan un ambiente sorprendente y acogedor. Además, en la boca de la cueva hay una laguna delimitada por árboles antiguos que crecen al borde del agua.
Por último, se encuentra el Parque Nacional de Komodo, formado por numerosas islas, entre ellas, Komodo, Rinca y Padar -las tres más grandes y de origen volcánico- donde habitan alrededor de 4.000 personas. El parque, fundado en 1980, tuvo como primer objetivo proteger al dragón de Komodo. Posteriormente, este fue ampliado hacia la protección de la fauna y la flora de la región. Esta maravilla incluye uno de los hábitat marinos más completos del planeta pues alberga más de 1.000 especies de peces, alrededor de 260 especies de arrecifes de coral y 70 especies de esponjas.
Estos son pues los siete ecosistemas que por votación pública fueron seleccionados como las nuevas maravillas naturales del mundo. Sin embargo, la Fundación suiza encargada del concurso precisó que aún puede haber cambios hasta que se publique a principios del próximo año.