A las 13:44 el sol quería verla.
Escondido tras las nubes no podía mirarla ni de reojo… pero el viento fue su cómplice: lo sacó de su escondite y el Hombre Amarillo pudo verla.
Ella agradeció poder sentirlo durante esos tres segundos que tardó el viento en dejar de soplar al darse cuenta que tal vez no era bueno que la viera tanto….
¿Creyó que desgastaría su belleza? ¿Se habrá enamorado él también? ¿Se cansaría de soplar?