No sé si habrá personas a quienes les gusta o les excita que les digan, en voz alta o en susurro: «¡estás buenx!». ¡A mí NO! Y no es que no me guste escucharlo de boca de un(a) extrañx, ¡no lo soporto viniendo de nadie y cualquier momento es inoportuno!, ¡cualquiera! ¡Eso es machismo! Además, ¿qué es estar buena? La respuesta dependerá evidentemente de quién la responda, pero el mito de la belleza occidental será seguramente el eje transversal de la mayoría de ellas. ¡Y ahí ya empezamos lo suficientemente mal! Me pregunto qué pasaría si engordo diez kilos, si se me llena la cara de acné, si adelgazo y me lleno de estrías y si el culo se me desaparece sin explicación… ¿dejarían de decírmelo? Y si por el contrario me crecen las tetas de sorpresa para mi cumpleaños, si se me alargan los huesos de las piernas mientras duermo, si el sol del verano se impregna mágicamente en mi piel durante el invierno y si la cintura se me achiquita de repente… ¿me dirían entonces que estoy más buena? ¡Pues no!, ¡Me rehuso! Me rehuso a que una sola persona más me diga que estoy buena. ¿Es que acaso soy una langosta en un plato de degustación? Me rehuso a que una sola persona más me diga que estoy buena. ¡No soy una vaca en una subasta de la que se pueda dar una opinión así! ¡y menos sin pedirla! Y, sobre todo, me rehuso a que una persona más me diga que estoy buena porque ¡yo soy lo que no ven los ojos!, ¡MUCHO más!
Mujeres: ¡somos más que carne!, ¡no somos un bien de consumo!,¡que no nos digan a NINGUNA si estamos "buenas" o no! ¡respetémonos a nosotras mismas y hagámonos respetar!
«Adiós, dijo el zorro. He aquí mi secreto, es muy simple: no se ve bien sino con el corazón. Lo esencial es invisible a los ojos».
Fragmento de El Principito