Las palabras -aunque puedan ser grito y tempestad- también son abrigo, nido, trampolín.
Sobrevivo <<sentipensando>> -como diría Eduardo Galenao- la vida en su complejidad, el amor, la vulnerabilidad, las mujeres, la nostalgia, la libertad, la Madre Tierra, la ternura, los Derechos Humanos (y animales) y la migración.
En mis letras está mi apuesta por despertarnos.
Nuestra sociedad y el planeta necesitan personas más conscientes, comprometidas, sensibles y éticas. Esta es, posiblemente, mi única certeza.